martes, 23 de agosto de 2011

La Vida

Entre cerros y bosques fluyen los ríos cordilleranos anunciado la vida y la luz dichosa del sol abarca los rincones más remotos con el objeto de alzar la voz de Dios en la noble creación.
En un claro del bosque sujeto a la dicha del entorno natural se encuentra un joven alegre, que sólo espera reencontrarse con sus amigos, pero pese a todos sus ánimos emanados de la más pura fe, sabía que previo al encuentro debería afrontar un obstáculo.
El muchacho dejaba atrás las alegrías de un precioso paisaje para encontrar un cruce de tierra seca, gris por la soledad y un aire viciado producto de la muerte, pues el alma de los habitantes de aquel cruce murió de forma súbita, por lo cual los terrenos y siembras nunca más dieron vida.
Motivado por su valor el joven corrió por el sendero oscuro, evitando pisar vestigios de los que alguna vez fueron hombres. Pero no fue tan fácil, cuando ya estaba próximo a abandonar el lúgubre territorio se sorprendió, pues ante él apareció un hombre de manto negro que estaba ciego, pues este ya no tenía intención de ver las maravillas del mundo y su cuerpo estaba siendo devorado por pájaros negros con aspecto monstruoso.
El muchacho sólo lo miró para después pronunciar lo siguiente - "¡Dejadme pasar! Ya estoy saliendo de vuestra tierra". El hombre esbozó una sonrisa burlona y sacó una daga de entre sus ropas, luego le dijo - "¿Y a mi qué me interesa? Tú presencia me ha molestado ¿Crees que pasar por el cruce de la muerte es gatuito? Deberás pagar con vuestra vida tal osadía".
Nuestro héroe se mantuvo firme y dijo - "¿Por que me amenazáis con la daga? No os tengo temor, mi fé es más grande que cualquiera arma". Y caminó dejando atrás al hombre misterioso.
Cuando el joven ya estaba por abandonar el lugar, el ser que aún permanecía inmóvil con el puñal le dijo - ¿Por qué tenéis fe? ¿Que has de lograr con ello? Muchos hombres la han tenido y han perecido aquí, arriesgándose a un misterio divino, pues quizás su existencia no trascenderá más allá de la inevitable muerte y su vida sólo ha sido un cúmulo de mentiras que están al servicio de un falso Dios ¿Quieres culminar hoy tú existencia? Deja que te libre de este sufrimiento llamado vida".
El muchacho se volteó para ver al hombre que ahora venía con la intención de matarle y respondió a lo que le había dicho - " Si no crees en la felicidad de la vida ¿Por qué aún no te las has quitado? ¿Es que acaso todavía tienes la esperanza de cambiar el rumbo? Amigo, eres libre para realizar tú vida siempre dentro de las exigencias que nos impone Dios por nuestro bien, sólo abandona este lugar, recupera tu juventud perdida y ama para librarte de los demonios que han destruido los sueños que alguna vez te alentaron".
Hubo un silencio breve y una brisa primaveral en aquel momento revivió el rostro gris del asesino, quien se dejó caer derrotado frente a las palabras de nuestro protagonista que únicamente le sonrío. El hombre mostrando algo de humanidad al evidenciar su sentimiento de tristeza le contestó - "Este mundo es vil y cruel, la injusticia reina, los que tienen más abusan del campesinado y hay mujeres que se prestan para el juego de los hombres ¿Por qué insistes en vivir en este mundo? ¡Nada puedes hacer! (Llora) Yo hace mucho tiempo intenté cambiar a la humanidad, pero mis intenciones se vieron obstruidas por la maldad y ahora estoy solo ¿Qué he cosechado? ¡Nada!".
El joven se conmovió por la historia escuchada y abrazó a quien aún sostenía el puñal, mientras lo hacía le susurró al oído - "Es verdad que las personas se sumergen día tras día en la oscuridad y la justicia de los hombres ha muerto para muchos, sin embargo, si has querido doblegar el mal presente tu solo, no obtendrás resultado alguno, y si quieres hacerlo junto a mi y mis compañeros que habitan tras este cruce eres bienvenido a acompañarnos en dicha cruzada ¡Ya no estás solo! Te aseguro que con cada acción noble que realices podrás sentir en el corazón a Dios y confirmar su existencia ¡Levántate y anda! Mientras exista un puñado de gente bondadosa hay un motivo para vivir".
El asesino se levantó, arrojó su arma y continúo caminando mientras seguía al joven a su hogar. Los pajáros negros dejaron de devorar su carne y la luz devolvió color a su piel antes marchita y también alejó de sus ojos la niebla fantasmal que le impedía ver.
El suceso del cruce de la muerte fue recordado por muchas generaciones dando de esa forma testimonio de fe a quienes continuarían cambiando al odio por el amor.