Estaban ambos guerreros frente a frente. Uno de ellos lucía una armadura negra y fría como su propio corazón, endurecido por la podredumbre de sus valores a diferencia de su adversario, quien vestía humildemente, llevando en su ropaje el símbolo reconocido por todos, como la redención absoluta.
Aquel de armadura negra miró despectivamente a quien tenía al frente, pero el redentor no titubeó, sin embargo, no evitó derramar lágrimas de tristeza a causa de observar a un amigo envenenado gracias a la ambición surgida antiguamente en su alma.
Al presenciar esto el Caballero corrompido decidió terminal con el silencio y habló.
Arthas: ¿Lloras por tu enemigo? ¡Es evidente que eres débil!
Uther: Jamás te he considerado como a un enemigo.
Arthas: ¿Entonces por qué razón lloras?
Uther: Siempre será triste mirar la conversión negativa sufrida por alguien cercano.
Arthas: ¿Entonces no me matarás? Eso me facilitara las cosas.
Uther: No creas eso, mi objetivo es ser defensor de la pureza, la cual tú ensucias.
Arthas: Eres un imbécil, con tu ideología falsa no conseguirás nada.
Uther: ¿A que te refieres diciendo que es falsa?
Arthas: Es simple, por mucho tiempo creí que la luz era la verdad, pero quien me permitió ver realmente con claridad el mundo, fue la oscuridad.
Uther: Que paradójico, la oscuridad te permite ver y la luz te mantenía ciego.
Arthas: Así es, ahora comprendo que es el poder ilimitado. ¡Está sensación era mi motivo de existencia!
Uther: El poder excesivo es peligroso y puede llegar a ser perjudicial cuando no se le da un uso correcto.
Arthas: ¿Uso correcto? No digas disparates, a diferencia de ti, yo no modero mi poder, prefiero acrecentarlo hasta su máxima capacidad.
Uther: Si abusas de tu poder, serás finalmente tu quien se destruya y tu maldita ambición terminará.
Arthas: Dices eso porque temes a mi poder, ya que puede hasta ser infinito.
Uther: ¡No oses compararte con una deidad! ¿Tu vanidad también llegó a estos extremos?
Arthas: ¿Crees que es un defecto? Pues te equivocas porque en realidad son virtudes que me hacen desear más y más.
Uther: La virtud jamás será algo que vaya en contra de la humanidad y egoístamente favorezca a la maldad.
Arthas: No quiero alargar más esta plática absurda, te exterminaré ahora, comprobemos si lo que afirmas es real o no.
La lucha encarnizada ha comenzado y ambos contendientes están parejos. Arthas desgarra la pierna de Uther y de esta cae carne viva, salpicando sangre en todas direcciones. Pero Uther cura sus heridas y con su maza rompe el yelmo de su adversario, salvándose este milagrosamente. Justo cuando Uther levanta su maza, la sagaz espada maligna del caballero oscuro atraviesa su dorso, frente a esto Uther grita.
Uther: Cobarde has esperado a que este vulnerable para atacarme, no eres capaz de enfrentarme de frente.
Arthas: ¡Calla! Eres muy lento
Uther cae herido, pues no puede sostenerse con sus piernas y mira el rostro de su antiguo amigo desde el suelo y dice agónicamente.
Uther: La tierra se marchita por la sangre que pronto a de beber, mas el cielo se nubla
y derrama lágrimas de dolor, quizá sea tú padre que ha visto a su hijo adormecido en la oscuridad y que asesina por un capricho estúpido. Adiós Arthas, ojalá mueras arrepentido por el mal que has esparcido y no perezcas en los infiernos más horrorosos.
Arthas: Silencio viejo…. Seré mejor Rey de lo que fue mi padre…
Uther: Tus falacias te han de traicionar…
Muere en medio del campo de batalla mientras Arthas camina a su perdición.
martes, 14 de abril de 2009
viernes, 30 de enero de 2009
Ojos Grises
Ojos grises de pena,
En la niebla me acompañan,
Mientras que el tenue viento
Trasciende el tiempo.
Ojos grises reflejan tristeza,
En la bruma estoy desamparado,
Necesito las caricias de mi princesa,
No quiero más de ella estar separado.
Me lamento en la profundidad de mi mente,
Pues ella como una luz siempre estaba presente,
Mis miedos por consumirme terminarán,
Y la llama de ardiente pasión se extinguirá.
En la niebla me acompañan,
Mientras que el tenue viento
Trasciende el tiempo.
Ojos grises reflejan tristeza,
En la bruma estoy desamparado,
Necesito las caricias de mi princesa,
No quiero más de ella estar separado.
Me lamento en la profundidad de mi mente,
Pues ella como una luz siempre estaba presente,
Mis miedos por consumirme terminarán,
Y la llama de ardiente pasión se extinguirá.
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